Esteban


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Imperativo

No seas nada, ni seas nadie. Camina, respira y muévete igual que los otros. Jamás pises el exterior de la casa de noche sin utilizar el traje ceremonial hilado a mano por tu madre. Recorta esas uñas tres milímetros por encima de tu dedo, pinta dos capas de esmalte negro azabache y una línea de cuatro milímetros de grueso, color púrpura desilusionado, en la parte superior.

Córtate ya ese cabello. Deja dos mechones al frente de 22 centímetros y mide con cuidado todas las otras hebras para lograr 52 centímetros exactos de largo. Jamás salgas de la casa sin ese cabello atado en una cola de caballo perfecta, con los mechones por fuera. Jamás dejes la casa sin avisar a tres parientes acerca de tu destino y hora de regreso.

Maquilla ese rostro y esfuma cualquier espectro de juventud o vejez oculta. Ponte los tacones y mide exactamente 164 centímetros de estatura. Colócate en línea al lado de tus hermanas, tías y primas. Observa la estatua de bronce, modelo de tu perfeccción futura y piensa en cómo asemejarte más a ella. Desaparece en esta multitud de personas idénticas, olvida tu nombre, imita el modelo establecido. Jura luchar y comportarte a la altura de tu apellido. Camina, habla y actúa como un miembro de la familia Esteban.