Archive for octubre 2011

Segunda transformación


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Presente-Indicativo



Me miran con odio en los ojos y traen filas de ejércitos para enfrentarme. No tienen respeto por la vida de nadie y entregan a sus niños como ofrenda para mí. Y los mato, sin piedad, porque casi me lo están rogando. La vida y su contrato injusto son eso y ustedes lo defienden con entrega.

Pero vos, vos sos diferente. Venís frente a mí y decís representar a alguien muerto hace ya mucho tiempo. Cantás con una voz que me ensordece y el aroma de tu ropa me impide poder encontrarte. Intento atacarte, pero no te veo. Huís de mí como una rata y caigo en la trampa de tu círculo. Luchamos durante mucho tiempo y, finalmente, veo la sangre salir de tu cuerpo.

Pero cuando salgo de vos, de tu círculo, estoy en la batalla, como al principio, pero mi cuerpo ya no arde en llamas, sino que apenas me muevo. Doy un grito, pero escucho un miserable maullido; intento ponerme de pie, pero mis patas no me lo permiten. Apenas tengo control suficiente para huir de ustedes. Encerrado en el cuerpo de un miserable gato, juro venganza eterna contra ti y toda tu familia, prometo romper tu círculo y calcinar el mundo entero con mis llamas azules.

Traslado


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Pretérito-indicativo



En medio de la luz difusa del atardecer, cuando las voces de los niños se alejaron para regresar a casa antes de la aparición de la luna, quedaron los dos cuerpos, frente a frente. El celular de ella comenzó a vibrar, pero sus extremidades desmayadas no reaccionaron y el aparato cayó al suelo.

Entonces, el pequeño gato color negro se levantó del regazo de la anciana, caminó por encima de la mesa y se colocó en los brazos de Rebeca Esteban. Y, con un movimiento tan sencillo, selló el contrato de posesión, e Indraneel se adueñó del cuerpo de la muchacha, completamente.

Caminaron con dificultad para alejarse del parque, juntos. Y el celular quedó en el piso, llamando desesperadamente a su dueña.

El principio de todo


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Presente-indicativo

—Y ahora, por fin, sos mía para siempre.

El final de todo


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Pretérito-indicativo



—Nunca me dijiste tu nombre—colocó la pieza en el tablero, con la mirada baja.

—Cuando nací por primera vez, mi madre me llamó Ilesh—movió su pieza y empujó la de ella con un poco de desdén—. Fueron ustedes quienes luego me pusieron por nombre Indraneel. Y por eso me convertí en esto—apretó la pieza en sus manos rugosas—. Jaque mate.

—Cuando nací, los miembros de la familia Esteban me llamaron Rebeca. Pero—reveló una insospechada sonrisa—, cuando te conocí de verdad, vos también, me llamaste con ese nombre, ¿cierto? La segunda vez que nací, me regalaste un nombre de seis letras, un nombre único, un nombre solo para mí: R-e-b-e-c-a…—y dejó caer las manos a los lados, sin energía.

Dos opciones


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Futuro-indicativo



Será triste caer en una trampa tan sencilla. En ese momento, estarás atrapado en mis finas redes, demonio Indraneel. La enredadera tatuada en mi espalda se extenderá hacia ti y te convertirá en un eterno prisionero del contrato de la vida. Me bastará un movimiento en la siguiente jugada para aplastarte definitivamente. 

Realizaré mi jugada estrella, ganaré la partida y me convertiré en la dueña de tu destino. Cumpliré los acuerdos de nuestro contrato, te enviaré a ajustar cuentas con la vida y pasaré a ser reconocida como la salvadora de la familia Esteban. Permaneceré en la sombra del mundo y seré la luz para los exorcistas de mi círculo. Cumpliré el destino establecido para mí desde el inicio.

O… fingiré no haber planeado esto. Moveré la pieza según tus cálculos y enfrentaré la derrota. Entregaré mi cuerpo al demonio Indraneel y seré usada para exterminar a todo los miembros de mi familia. Causaré el final de todo o, más bien, el principio de todo…

Órdenes


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Imperativo


Inclinate ante mí y entregame como prenda tus ojos impregnados de fuego azul. Abrí en dos tu espíritu y permitime apropiarme de todo tu ser. Olvidá tu lealtad y tu respeto por las enseñanzas de tu familia y convertite en un fino instrumento para desmembrar a todos tus iguales.

Sé única, para mí. Sé única, para todos. Con pasos cortantes del viento y conjuros hechizantes de sirena, cortá la cabeza de los blasfemos y rompé en pedazos tu propio y amado círculo. Haceme fuerte con tus manos suaves, haceme inmortal con tu cuerpo de niña.

Inclinate ante mí y usá tu cabello aromático para limpiar la sangre de nuestros enemigos. Usá mi nombre y mi excusa para cobrar venganza de todos los pecados evidenciados frente a ti. Viví junto al demonio de llamas azules y compartí conmigo el odio por la siempre injusta y tracionera vida.

Jaque


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Presente-indicativo



—Jaque—lo dice lentamente y con calma.

—Ciertamente, pero no es el final del juego—no se inmuta en absoluto.

—Incluso si pierde ahora, pequeña exorcista, le aseguro que el juego dura para siempre—y sonríe.

Esto


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Presente-indicativo


 Esto, esto verdaderamente es el hastío (mueve la pieza y anticipa tres movimientos). Infinitamente las mismas repeticiones una y otra vez en mi cabeza. Matanzas, guerras, peones, todo es igual. Si cambias algo de lugar, el enemigo se mueve en consecuencia, lo haces creer en su victoria y luego lo aplastas.

Esto, esto es verdaderamente el hastío (su enemigo la sorprende con un movimiento no previsto). Es estar harto de saborear siempre una vida con las mismas esencias, es reconocerse como alguien perfectamente reemplazable y repetible. Una pieza de un juego detestable y, sobre todo, finito.

Todo esto es el hastío. La palabra más prohibida de todas (ella anticipa de nuevo, planea su victoria). Una palabra sucia, capaz de ensuciar la mente de quien la pronuncia en sus sueños. Una palabra podrida y, al mismo tiempo, deliciosa.

La partida


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Copretérito-indicativo



Cuando yo era niña, mi papá se esforzaba por enseñarme a jugar al ajedrez. Yo lo intentaba pero dos segundos después ya estaba cometiendo errores tontos y jamás lograba ganarle a nadie, por más que me esforzaba.

Por eso, ese día en el parque, yo miraba a los dos combatientes sin entender mucho de sus estrategias o sus tácticas. Lo que sí entendía, sin duda, era ese hermoso ritmo de piezas cambiando de sitio, en una sincronía perfecta. Lo que sí entendía era el brillo de dos almas perfectamente acompasadas.

De un lado y de otro, los colores se iban fundiendo y las piezas desaparecían. Como un baile monocromático las piezas se encontraban y se aglomeraban alrededor de un único objetivo. Había belleza y soledad en eso, había una historia amalgamada por fuego y viento.

Estrategia


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Antefuturo-indicativo



Habré estado sentada frente a un tablero como este al menos cien veces. En una y otra ocasión, habré movido las piezas en una metódica estrategia encaminada a desarrollar una memoria perfecta. Habré repetido esquemas posibles de acción para ganar la batalla, como una máquina insensible ante cualquier oponente.

Habré visto llorar frente a mí a adultos y niños por no poder ganarme y habré recibido halagos de los más altos mandos por darles “un espectáculo digno”. Y ellos, ¿habrán sentido algo de pasión por piezas con figuras, sin mando ni significado?

¿Habré odiado siempre este juego o habré aprendido a amarlo con el tiempo? ¿Habré mentido al afirmar haber jugado una sola vez? ¿O, simplemente, habré asimilado el ajedrez como una metódica estrategia para atrapar, capturar, inmovilizar y asesinar al enemigo?

Posesión demoniaca


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Futuro-indicativo


 —¿Valdrá la pena arriesgar esta vida robada solo por el cuerpo de una pequeña exorcista?

—¿Y qué harás con él? ¿Qué harás si llegás a ser el dueño absoluto de Rebeca Esteban?

—Asesinaré a todos los miembros de tu familia, uno por uno. Me aprovecharé de tu conocimiento, tu velocidad y tu fuerza para erradicar la fuerza elemental del círculo, hasta romper la esencia misma de su magia. De esa forma, recuperaré mi verdadero cuerpo y volveré a ser el demonio de llamas azules.

Contrato


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Presente-indicativo



Los abajo firmantes se comprometen a llevar a término los requisitos de este contrato, disputado por medio de una partida de ajedrez.

En el caso de haber perdido, la parte sobrenatural del contrato se compromete a proveeer de un ambiente propicio para su exorcismo ritual, considerándose el oponer resistencia una inmediata violación al presente contrato y sus términos. De este modo, la parte sobrenatural firmante se compromete también a concluir su contrato con la vida y responder a los términos establecidos en dicho documento.

En el caso de haber perdido, la parte no natural del contrato deberá entregar como prenda el control absoluto de su cuerpo. Esto implica no ofrecer ninguna resistencia a la posesión demoníaca ni en el momento del traslado ni en momentos posteriores. De perder la partida de ajedrez, se compromete a entregarse de inmediato y eternamente a la parte sobrenatural abajo firmante.