Archive for 2010

Nunca más a solas


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Pretérito-Indicativo


Fue un día antes de entrar a clases, justo después de las vacaciones de Une. Nos vimos en el mirador de la colina blanca a la doceava hora clara. Ella usó una boina gris y una sueta negra, un maquillaje tenue y un broche de mariposa en la pretina de la enagua. Yo llegué unos minutos tarde y descubrí la impaciencia en su rostro.

Los dos pusimos la mano en la baranda, cerca, nuestros dedos se rozaron y ninguno se movió de su sitio. Estuvimos un rato hablando con monosílabos. Nos miramos varias veces a los ojos y descubrí una tela acuosa en los suyos. Le acaricié la mejilla y, por primera vez, me rechazó.

Y entonces me lo pidió, sin sollozos. Entonces, cambió toda nuestra relación y nuestra historia. “Nunca más a solas”, dijo y vi la confirmación en su rostro. Cuatro palabras bastaron para hacerme entender todo. Presioné su mano con fuerza y asentí. Luego, la solté y di un paso hacia atrás. La observé desde mi verdadero lugar y me sentí diferente, me tomó unos segundos acostumbrarme a mirarla desde mi nueva posición, pero lo hice. Y, entonces, me descubrí en el mirador de la colina blanca, con una amiga del instituto.

(Éste es el final de una historia que comenzó en la entrada "Primer encuentro")

Últimos momentos


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Pretérito-Indicativo


Ella se levantó de la cama y se acercó a mirar por la ventana entreabierta. Notó a la ciudad vestida con un manto de noche y se preocupó por la inevitable llamada de su madre, para encontrarla. Pero luego, miró la cama y lo descubrió a él semi-desnudo, con el cabello desacomodado y la boca entreabierta. Lo amó un poco más.

Se recostó en el colchón para besarlo sobre los labios y hacerlo despertar. Él abrió los ojos, primero sorprendido y luego feliz de verla. Ella le señaló el reloj y él se levantó de inmediato para buscar sus prendas esparcidas por la habitación. Ella lo amó, aún más.

Caminaron bajo las luces de los fluorescentes, tomados de la mano. Y descubrieron constelaciones inexistentes en las estrellas y recordaron canciones viejas e imaginaron los últimos momentos de aquel misterioso artista secuestrado. Llegaron a la casa de ella y se miraron. Él se despidió con un beso sobre los labios y se alejó en silencio. Ella lo miró desaparecer entre las sombras, recordó todos sus momentos juntos, contuvo una lágrima y, antes de ingresar a la casa, decidió no traicionarlo nunca.

Rumores: Márie y Kaori


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Futuro-Indicativo


Ella lo conocerá en una galería de arte e intentará conversarle para dar algo de tiempo a sus amigos. Y pensará que su voz es realmente agradable y una hora se pasará en un segundo. Escuchará su nombre por primera vez porque los amigos llegarán y los presentarán, según el plan diseñado. Y siempre sonreirá al decir esa palabra, porque una cara acudirá a su mente de inmediato.

Él se volverá loco solo con recordarla e irá a buscarla a la entrada de la casa para pedirle un único beso, antes de ser rechazado. Y escuchará de la boca de ella una confirmación de sus sentimientos y pintará en el patio del instituto un graffiti de tres metros, para inmortalizar su amor mutuo. Y pasará semanas castigado por haber tomado sin permiso la pintura de su padre.

Ellos reirán juntos, llorarán juntos, crecerán juntos y aprenderán uno del otro, según los deseos de un amigo. Temerán juntos llegar demasiado lejos, o no llegar lo suficientemente lejos, como muchachos de 15 años. Y lograrán ignorar los murmullos de sus compañeros a sus espaldas y los rumores, se taparán los oídos ante la palabra engaño.

Tres emociones


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Presente-Indicativo



Esa sensación de irse a la casa y saber que algo es diferente. Esa sensación de recorrer el camino con nuevos ojos y sentir más pesados los pasos. Ese latido del corazón que no se apaga y esas imágenes que no se van de la cabeza. Un tormento inundado de recuerdos incorregibles y minutos irrecuperables. Ese es el horror.

Esa sensación de querer rozar la propia piel con la de otra persona. La imposibilidad de apartar los ojos un solo instante por temor a que el otro desaparezca. Ese deseo incontenible de llegar cada vez más lejos, de ocupar todos los espacios. Esa quemadura en el alma que se derrama por las venas. Ese es el amor.

Esa sensación de olvidar a alguien en el preciso momento en que resulta más importante. Esa capacidad de intercambiar los recuerdos pasados por las sensaciones presentes. Esa pesada carga que impide dormir por las noches, que empuja a las más ridículas excusas y a los más elaborados planes. Ese sentimiento que hace amargo cualquier otro. Esa es la traición.

Posición horizontal


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Futuro-Indicativo

Soportaré sólo un par de segundos más envuelto en el perfume de su pelo y fingiré no darme cuenta del pleno calor del verano al escuchar su excusa de este frío nocturno para acercarse. No alteraré los latidos de mi corazón al rozar su brazo, ni anhelaré quitarme los guantes para sentir la textura de su piel expuesta.

No pensaré en nada extraño al sentir la suavidad de sus senos presionar mi pecho. Ni desearé acercar sus labios a mi cuello, aunque bastará un mínimo movimiento para provocar el accidente. Aún así, me mantendré quieto, sin atreverme a coquetear ni un poco.

Para mí, siempre será la novia de Kaori, de mi amigo. Por eso, estará bien. Abrazarla, acariciarla, estrecharla, estará bien. Sólo evitaré, con toda mi voluntad, besarla. Sólo evitaré llegar a estar en posición horizontal con ella.

La gatita


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Presente-Indicativo


Sin darme cuenta de nada, te abrazo. Coloco mi cabeza lo más cerca posible de tu cuello y permanezco inmóvil. No me rechazas, pero buscas la forma de acomodarte mejor. Tienes una de tus manos en mi espalda y la otra en el brazo izquierdo con el que te estoy rodeando. No es nada más que un abrazo, pura e inocente demostración de afecto entre amigos.

Quiero sentir la textura de tu piel y, por eso, te acaricio con la cabeza y pongo en contacto mi mejilla con tu cuello. “¿Acaso eres una gatita?”, me preguntas y me estrechas. No hay nada de malo, mientras la piel de mis labios no toque por accidente la piel de tu cuello, no hay de nada malo en ello. No es más que un abrazo, pero… nunca antes llegamos tan lejos.

Mamá tarda en llegar y yo deseo que no cruce la puerta nunca, porque no estamos haciendo nada incorrecto ahora, sólo nos abrazamos. El cerrojo suena y te suelto de inmediato para atender. Camino y la recibo con la sonrisa casual de siempre, pero justo cuando ella te invita a la cena, una duda me consume la mente: quizá no te separas de golpe cuando suena la puerta, si no sientes que estás haciendo algo malo.

Los dos


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Copretérito-Indicativo


Te parecías en casi todo a ella y, por eso, me agradabas. Aunque probablemente era al revés, porque a ti te conocía desde antes. Desde el inicio, veías lo mismo que yo y juzgabas la vida igual que yo. Pero eras esencialmente diferente.

Querías ser duro por fuera, cuando en realidad, tenías un corazón de esponja que absorbía todas las cosas. Y no te molestabas en ser recatado o en suavizar tus comentarios porque no deseabas ser amado por las apariencias, sino por tu verdadera naturaleza. Tampoco sentías la necesidad de hablar para sentirte acompañado y valorabas mi presencia más que mis palabras.

Por eso, sentía la necesidad de protegerte, y a ella. Quería estar allí para ambos en todo momento y entenderlos mejor que nadie. Confiaba en ti, y en ella. Creía que me amaban tanto como yo a ambos. Y evitaba detenerte porque esperaba que actuaras por ti mismo. Los conocía a los dos y, por eso, no podía cortarles las alas ni echarlos de mi lado.

Sólo trabajo


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Presente-indicativo


Ahora que se acerca el festival de graduación, Márie y Mauricio salen casi todos los días por la ciudad para ver precios de materiales y tener ideas nuevas. Como ellos dos son los encargados de la organización, es normal que hagan esas actividades juntos, porque ese es su trabajo. Salen al menos una vez por semana, van a la librería, a la tienda de libros usados y a comer un helado cerca de la estación de autobuses.

Márie y Mauricio también van a veces a la ciudad vecina, sólo porque hay más variedad. Además visitan algunas galerías y museos. Tienen que ir juntos para no perderse y andar muy cerca uno del otro. Él le susurra cosas al oído o juega con su cabello en la parada. A veces, cuando vienen sentados en el autobús, se toman de la mano o recuestan la cabeza en el hombro del otro, pero eso no tiene nada de malo, porque es sólo trabajo.

Márie y Mauricio pasan muchas tardes en la casa de ella, cuando su madre anda fuera. Están todo ese tiempo solos, sin ser molestados por nadie. Cuando la mamá regresa, cenan los tres juntos y luego Mauricio se va a su casa de noche. Siempre le manda un mensaje para no preocuparla y a veces la llama por teléfono. No hay nada de extraño en eso, ¿saben?, es sólo trabajo.

Usotsuki


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Presente-indicativo

Lo más estúpido del mundo es que sabes que te estoy mintiendo. Aunque no te estoy diciendo ninguna mentira, sabes que te estoy mintiendo de algún modo y callas. Porque no sé lo que hago con mis decisiones, vivo como una rata atrapada en un pozo, a punto de comerme mi propia cabeza. “¿Estás bien, Mauricio?”, me preguntas justo antes de irnos al instituto.

Hundido en mi propia tumba, porque ya te estimo como a pocos en el mundo. Me siento culpable y aún así quiero caminar a tu lado y dormir en tu casa y quedarme hablando contigo de cualquier tontería hasta ver el primer destello de sol. Quiero tu aprobación y tu respeto, y aún así no puedo decirte lo que hago. “Sí, lo estoy”, te hago reír de mi propia estupidez y me acaricias la cabeza, como un hermano.

Lo más estúpido del mundo es que ni siquiera tengo el valor de lastimarte. Y aún así, sin haberte hecho nada, me siento responsable. “Mentiroso”, lo susurras en mi oído antes de abrir la puerta y la verdad no sé cómo interpretarlo.

Rumores: Márie y Mauricio


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Presente-indicativo


Márie es bastante inteligente y siempre logra cualquier cosa que se propone. Es un poco temperamental a ratos, sobre todo si alguien la contradice en algo en lo que cree tener razón. Pero, en general, es bastante amable y le habla a todo el grupo. Si alguien le pide un consejo para un regalo o de moda, siempre lo ayuda de la mejor manera.

Mauricio está más allá de los límites de la inteligencia y mucha gente lo envidia por eso. Es alguien muy directo y no tiene problemas de manifestarse con respecto a un tema. Parece un poco busca-pleitos también, y le importa muy poco ser uno de los muchachos más bajos del instituto, igual reta a quién sea y dónde sea.

Márie y Mauricio cambian mucho, si están juntos o a solas. En la clase, casi siempre están peleando, pero a veces uno los ve sentados cerca del gimnasio, mientras esperan a Tera, y hasta están oyendo música juntos. Una vez alguien los vio por la máquina de refrescos, con la cabeza recostada en la del otro. Algunos dicen que andan juntos y que no quieren decirle a nadie, por Tera y Kaori, pero la mayoría opinamos que simplemente son amigos bastante cercanos.

Rumores: Mauricio y Kaori


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Antepretérito-indicativo


Mauricio había sido siempre un cerrado botón de rosa: indescifrable, aunque hermoso; atrayente, pero mortífero. Siempre hundido en la rutina de comunicar lo absolutamente necesario y de poder hablar de cualquier tema, menos de sí mismo. Encerrado en su propio yo demasiado tiempo, había llegado a sentirse responsable del movimiento del mundo y de todos sus seres cercanos. Había aprendido a amar con base en el remordimiento.

Kaori había sido siempre un diente de león, con una facilidad increíble para dejar ir sus pensamientos en el viento. Siempre había sonreído al escuchar a los otros y les había abierto su corazón con la esperanza de poder entrar un poquito en el de ellos. Había explorado en el alma de muchos con la esperanza de encontrar un enorme lago, y había hallado, la mayoría de las veces, un miserable charco.

Mauricio y Kaori se habían entendido desde la primera vez, sin necesidad de conversaciones largas. Sin darse cuenta, se habían habituado a no poder comprenderse a sí mismos sin el otro a su lado. Y habían formado un pequeño jardín con dos flores únicas y hermosas. A veces rápido, a veces lento, el botón de rosa había empezado a abrirse.

El monstruo de la confianza


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Antepretérito-indicativo El monstruo de la confianza había hecho su apuesta en milímetros y había empezado a actuar en consecuencia. Primero, había ejecutado una alianza con el viento helado del norte y una única bufanda. Casi había fotografiado la escena de las dos cabezas unidas por un mismo trozo de tela. Y el banquete de esa noche había profetizado la futura abundancia.

Había comprado los minutos y el espacio y el temible tiempo a solas, para apoderarse a cada instante de preciados momentos. Y lo había empujado a él para hacer rozar ambas manos y la había empujado a ella para hacer caer su cabeza sobre el hombro del muchacho. Y los había obligado a revelar sus gustos y secretos y a desear pasar más tiempo juntos, sin interrupción de otros.

Había arreglado su apuesta final un Lando de Aroseil, con un par de lágrimas ocultas de ella. Y había elaborado una poción con cariño, miedo, compasión y afecto para verterla sobre el muchacho. Todo listo y en su sitio, hasta el trago de almendras y jengibre para observar la escena del abrazo. Esa tarde, se había devorado todos los milímetros de distancia entre dos personas. Esa tarde, había actuado según su cometido como monstruo de la confianza.

Rumores: Mauricio y Tera


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Antepresente-Indicativo Tera se ha ido hoy de la clase sin su cuaderno de matemáticas y sin su calculadora. Ha corrido a máxima velocidad y empujado a una persona en el pasillo sin darse cuenta, porque, de nuevo, los cinco minutos de adelanto en el reloj le han traicionado la memoria. Por tanto, ha llegado al club de atletismo muy temprano y ha salido a calentar antes a la pista. Un día usual de desempeño impecable y admiración de sus compañeros. Justo esa tarde, la han felicitado con un regalo especial: un reloj despertador nuevo.

Mauricio ha tenido que entregar unas tareas antes de salir de clases. Como siempre, ha revisado el pupitre de Tera y recogido las pertenencias olvidadas. Aún con estas obligaciones, ha llegado a tiempo para explicarle algunas funciones del programa para colorear a Kaori y ha terminado su castillo de cristales en tres tonos. Cuando el sol ya se ha hundido en sus cobijas algodonadas, todos han dejado el aula vacía para regresar a casa.

Mauricio y Tera se han encontrado a la salida, en el lugar de siempre y, para variar, se han ido tomados de la mano, en silencio. Han escuchado los murmullos habituales de la gente al ver una pareja tan hermosa y han pasado a comprar un encargo de la madre de ella. Justo en la entrada de la casa, él le ha devuelto sus pertenencias y recordado de las tareas, ella ha jurado no olvidarlas. Un encuentro rutinario, cuyo final ha sido la despedida y los pasos de él por la acera. Desde lejos, los labios de ambos han dado un suspiro, ante la interrogante de todos los días: ¿por qué no han logrado conocerse todavía?

La novia de Mauricio es Tera


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Presente-Indicativo

Cuando salimos juntos a algún sitio, la gente nos confunde con una pareja de enamorados. Aunque hacemos cosas triviales como comprar un libro o pedir facturas proforma para los materiales de la clase, escuchamos siempre el mismo tipo de comentario. Y si paramos a comer, nos ofrecen el menú de dos con pajillas de corazones y estrellas. Lo más estúpido de todo es que siempre lo aceptas y lo comemos como si nada, bajo la mirada de todos.

Dicen en el instituto que tienes una novia hermosa, pero nadie la conoce. Por eso, a veces siento en mis espaldas miradas de inquisición. Por eso, tengo que escuchar rumores si me aproximo al aula de Kaori para compartir el almuerzo. Por eso, hoy las compañeras de clase le aseguran a uno de tercero que soy la novia de Mauricio. Por eso, discutimos cerca del gimnasio, como dos niños pequeños.

Kaori y yo los esperamos en la entrada, tomados de la mano. Yo estoy distraída contestando un mensaje de celular y por eso no distingo tus pasos del resto hasta que te tengo enfrente y lo primero que veo es tu mano unida a la de otra persona. Lo primero que veo es que hoy vienes de la mano de Tera. Por eso, al día siguiente, lo digo de manera mecánica sin saber cómo me siento, me saco una sonrisa parecida a la de los días con pajillas de corazones, porque después de todo yo soy la novia de Kaori y: “La novia de Mauricio es Tera”.

Rumores: Márie y Tera


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Copretérito-indicativo

Tera era la muchacha distraída que siempre tropezaba con la primera grada del frente, la que a veces se equivocaba y llegaba a clases con el uniforme de su hermana menor. La más destacada miembro del equipo de atletismo, que siempre se dormía el día de la competencia. La mujer con las piernas más definidas y los senos más hermosos de todo Bara, y, ¿por qué no?, de toda Sakásama.

Márie era la chica intelectual del grupo, la que corregía a la profesora de histo-literatura cuando realizaba acercamientos teóricos incorrectos. La que siempre leía, escuchaba música clásica y se sabía el nombre de los pintores más famosos. Pequeña, desafiante y de ropa estilizada; con el cabello en rizos y una boina de color oscuro en la cabeza. Era alguien a quien sólo Mauricio desafiaba a una pelea.

Ellas siempre estaban en el grupo C, desde la escuela. Y por eso, siempre estaban una al lado de la otra y se conocían perfectamente. Márie protegía a Tera y Tera… se dejaba proteger, en una sincrónica armonía. Salían juntas a todas partes y trataban de ayudarse, o al menos de no dar molestias. Y compartían su casa y su familia con toda entrega, con una sonrisa en el rostro. Algunos decían que lo compartían todo, incluso cosas que no debían.

Kaori


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Presente-Indicativo

Tienes el cabello un tanto largo, ondulado en las puntas y siempre desordenado. Cuando me besas, los mechones crean una cortina sobre mí y siento que estoy en un espacio sólo para nosotros dos. Lo sabes. Por eso, cuando los profesores te exigen cortarlo pronto a menos de que quieras un castigo, te ríes y juras haberlo olvidado esa semana, para luego huir lejos de sus palabras.

Tienes la piel un tanto morena, en combinación perfecta con tus ojos de almendra. Amo estar entre tus brazos y dibujar líneas invisibles en la piel de tu mano: nuestras iniciales, un corazón, un copo de nieve, la petición de un beso. Lo sabes. Me estrechas con fuerza y me besas en la mejilla, luego en los labios. Y sonrío.

Tienes tu tiempo algo ocupado, porque siempre ayudas a tu papá con el trabajo. A mí me gusta ir a las galerías de arte, a las exposiciones o a los parques lindos, y no me gusta ir sola. Lo sabes. Por eso, no dices nada cuando en medio de una maraña me excuso para salir con Tera y Mauricio, sólo me colocas una mano sobre la cabeza y me pides divertirme mucho. Y siempre escucho a todos decir: “realmente es un buen novio.”

Mi deseo


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Futuro- Subjuntivo

Ojalá logres arrancarle una sonrisa y ver el brillo de sus ojos en ese preciso momento, Kaori. Ojalá llegues a mencionarle su novela favorita para que la escuches desvariar de emoción con cada pasaje. Ojalá la mires de reojo en el autobús y descubras el universo de ideas reflejadas en su pupila con cada movimiento. Ojalá puedas tomarle uno de los rizos y jugar con él un instante. Ojalá te agrade el perfume de violetas de su pelo.

Ojalá te regale una de sus profundas miradas de afecto, Márie. Ojalá no se deje llevar por el nerviosismo y te tome la mano al cruzar la calle. Ojalá use su tono sensible contigo para describirte por qué el mundo puede regalarnos más colores de los aparentes. Ojalá te haga notar un detalle mínimo y lo ligue con la alegría de las pequeñas cosas. Ojalá te cubra del frío con su abrigo, como excusa para tomarte del brazo.

Ojalá rían juntos, lloren juntos, crezcan juntos y aprendan uno del otro. Ojalá cada uno pueda ver en el otro lo que yo. Ojalá sean felices siempre, ambos. Ojalá tengamos suerte todos y éste no sea uno de los peores errores de mi vida.

Silla de estilo kerense y escama de dragón rosado


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Antepresente-Indicativo



El primero ha dibujado una escama de dragón rosado y un lirio negro en la cima de la colina. El segundo ha dibujado una silla de estilo kerense y encima un casco de guerra. El primero ha utilizado todos los colores de la paleta y se ha gastado la témpera amarilla en su diseño. Al segundo, le ha bastado con su lápiz, una regla y el cuaderno de dibujo.

El primero ha notado una diminuta araña colgada de su hilo en el centro del salón y el segundo la ha tomado con su mano para sacarla por la ventana y dejarla libre. El primero ha sonreído entonces y lo ha esperado a la salida de clases para hablarle. Y al segundo, le ha gustado la amabilidad de sus gestos y la sagacidad de su mirada.

El segundo ha contado, poco a poco, detalles de su pasado y el primero le ha puesto la mano sobre la cabeza para indicarle su apoyo con una sonrisa de orgullo en el rostro. El primero ha dicho sus temores y sus esperanzas en la vida y el segundo ha sonreído y se ha dejado capturar por eso. El primero y el segundo se han convertido, casi en un parpadeo, en los mejores amigos. El primero ha afirmado llamarse Kaori, al segundo lo he reconocido como Mauricio.

(Tomé la imagen de este sitio: http://who-stole-my-name.deviantart.com/art/Pink-Dragon-94029700)

Nuestro problema es no ser diferentes


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Presente-indicativo



“¿Qué lees?”, me preguntas. “El conejo y la rana”, contesto. “Me gusta ese libro”, dices. “Si es una novela histórica, siempre la leo”. Y pasamos horas compartiendo libros y discutiendo acerca de cuál personaje es mejor y de cuál no merece sufrir tanto. Y ya no puedo tomar un libro sin imaginar tu rostro en la portada, ni pasar por la librería sin querer llamarte por teléfono.

“¿Qué escuchas?”, me interrumpes. “Juzga tú”, te coloco un audífono. “Es mi canción favorita”, aseguras. “La mía también”, yo no puedo creerlo. Y a partir de entonces, compartimos siempre los audífonos y nos escribimos un mensaje cuando va a salir un disco nuevo y le escribimos una carta a la artista que tanto amamos. Y ya no puedo escuchar mi canción sin pensar que es nuestra, ni poner un disco si no estás aquí.

“Necesito comprar eso”, me arrebatas la lata de jugo. “Es una tienda muy escondida, en el centro”, y la recupero. “Vamos juntos, Márie, no sabes lo difícil que es conseguirlo”. Y desde entonces recorremos media ciudad sólo para compartir una lata de jugo y salimos a altas horas de la noche para conseguir una caja a menor precio. Y en el camino de regreso, pienso que te estás robando todos mis espacios, que ya no tengo recuerdos propios, porque siempre estás involucrado. Y me doy cuenta que sólo hay un problema peor que ser diferentes y es precisamente parecerse demasiado en todos los aspectos.

Tera


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Presente-indicativo


Tera trata de no hacer enojar a Mauricio porque sabe que él sólo anda con ella por una petición de su madre. Y trata de no ser una molestia, pero se le dificulta mucho porque siempre olvida las cosas y no es muy buena en los estudios y es un tanto descuidada y un poco indecisa. Y siempre admira que él es tan dedicado en todo lo que hace. Y cuando él visita su casa, todas se ponen contentas de repente.


Tera trata de no preocupar a Márie, porque sabe que como amiga siempre se inquieta con cada pequeña cosa. Y trata de seguirle el paso, pero se le dificulta porque ella no entiende muy bien cómo piensa la gente y no es muy observadora y no sabe nada de arte o literatura y es un tanto inconstante y bastante dependiente. Y siempre admira la sensatez de Márie en todo lo que afirma. Y cuando están juntas, siente el corazón muy suave de repente.

Tera trata de intervenir cuando Mauricio y Márie pelean por ella, pero al final no sabe qué opinar en la discusión o con quién tomar parte. Por eso, los deja resolver por ellos mismos el problema. Porque ellos dos siempre saben qué es lo mejor para Tera. Por eso, cuando los ve conversando emocionados o se da cuenta de que aman las mismas cosas, se pone muy contenta. Quiere verlos llevarse bien todo el tiempo, porque no quiere causarles ningún problema.

Las cosas que hacías por ella


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Copretérito-Indicativo

Desde el inicio, no sabías cómo dar buenas impresiones. Te presentabas sin el menor reparo como su novio y afirmabas no ver en ella más que su belleza. Hablabas sólo cuando querías y de lo que querías, ignorabas mis regaños. Eras la mezcla de un celador y un tirano. La seguías a todas partes, la llevabas a casa, la ayudabas a elegir su menú para el almuerzo y revisabas sus tareas diarias.

Pero también, desde el inicio, sabías cómo protegerla. Escuchabas acerca de su vida y actuabas siempre en consecuencia. Revisabas su horario y acoplabas el tuyo para poder recogerla. Poco a poco, mostrabas tu lado bueno y no dejabas de sorprenderme. Siempre estabas allí, con la mayor disposición posible, y lo más importante: nunca defraudabas, ni a mí, ni a ella.

De vez en cuando, la sombra de la envidia se albergaba en mi cabeza. No sé si lo notabas o no, pero siempre decías: “Quería hacerlo, por ambas”. De verdad sabías cómo arrancarme una sonrisa.

Primer encuentro


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Copretérito-Indicativo

Era la mezcla de la pereza matutina con la emoción por el comienzo de un nuevo curso lectivo. Era el cielo teñido de manchas rojas, dignas del pincel del mejor artista. Era la sorpresa de un pitido extraño y la mano de un muchacho que la jalaba hacia atrás, para dejar libre el paso del portón eléctrico. Era el latido acelerado del corazón por el temor de poder haber perdido un dedo.

Era un desconocido bajo, con ropa de instituto y aspecto varonil. Era una desconocida baja, con cabello en rizos y rostro de sorpresa. Era el desconocido con los ojos más hermosos del mundo. Era la desconocida de labios perfectos color fresa. Él sonreía con indulgencia mientras la ayudaba a incorporarse y le colocaba una mano en la cabeza con naturalidad: “Más cuidado la próxima”. Se alejaba como un espejismo.

Era la imagen imborrable de alguien verdaderamente apuesto, justo el primer día de instituto. Era la felicidad de estar de nuevo en la clase C y encontrar allí a Tera Banel, su amiga de la infancia. Era la tranquilidad de descubrir la misma sonrisa y el mismo descuido en sus gestos, aún después de tres años. La abrazaba con dulzura sin poder creerlo, mientras le comentaba acerca de su vida en ese tiempo. La observaba cuando el muchacho de la mañana se colocaba a su lado y se presentaba. Él era Mauricio Násmida, él era el novio de Tera.


(A partir de aquí y hasta nuevo aviso, publicaré entradas diferentes, pero que están relacionadas entre sí. La publicación oficial será los lunes hasta diciembre, aproximadamente)

Naciones


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Pretérito-Indicativo

Nei nació en Shilvani, la provincia más rica del Norte y la más explotada del continente. Durante 25 tétrunes, permaneció esclavizada por el Imperio Frío e, incluso después de las guerras de liberación, continuó bajo una disfrazada dependencia. Su gente sufrió un largo proceso de aniquilación, violación y dominio cultural. Una mentalidad resistente al olvido. “Nací en un pueblo de esclavos y los esclavos jamás lloran, Leonard.”

Leonard nació en Amond, la mismísima capital del Imperio Frío. Durante más de 35 tétrunes su población luchó innumerables batallas para aumentar su territorio y riqueza. Finalmente, alcanzaron la cúspide de la civilización y con ayuda de mano de obra esclava edificaron una ciudad labrada en cristales, un ejército bañado en sangre.

Nei volteó hacia él su rostro y le hizo la pregunta reflejo mientras lo enfocaba con sus ojos perfectamente esféricos, llenos de pestañas gruesas. Se preguntó si en verdad necesitaba la respuesta. Leonard dejó abierta la cortina hilvanada con delgados hilos sobre su mirada de almendra. Revisó todas sus memorias y conocimientos al escucharla. Luego, sonrió con la mitad de la boca, casi amable, casi pensativo. “Nací en un pueblo de asesinos y los asesinos jamás lloran, Nei.”