La primera clase


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Postpretérito-Indicativo


Pum, pum, pum, pum, pum, pum, su corazón palpitaría con tal fuerza que perdería el equilibrio en el camino hacia el altar de la escultura de bronce. La fuerza de las piernas la abandonaría en el preciso momento de la entrada de su abuela. Su espíritu se alejaría del cuerpo durante la recitación del juramento del círculo. Pero, en medio de la neblina, vería una figura amable y sonriente envuelta en un manto púrpura desilusionado y él le le extendería la mano.


Pum. Pum. Pum. Su corazón mantendría el ritmo usual aunque los corredores del colegio se verían completamente nuevos. Su confianza no la abandonaría por utilizar una lengua completamente diferente a la suya. Su espíritu se alegraría al ver su presencia desvanecerse entre cientos de estudiantes. Y, en medio de aquellos gritos y conversaciones, vería el esmalte de sus uñas y aceleraría un poco la respiración para mencionar ese nombre.

Sonreiría por dentro al verla llegar a casa, pero la trataría con la fría sabiduría habitual. “Según su promesa, estaría siempre con nosotros, aún después de su muerte”, repetiría las palabras escuchadas por su madre hacía ya tres años y terminaría de anudarle el cabello en una cola de caballo.

One Response to “La primera clase”

  1. ElleZ says:

    Para una mejor comprensión, referirse a la entrada "Círculo".