Secreto


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Pretérito-Indicativo

No soportó más, llegó a su límite y experimentó la inherente necesidad de decírselo a alguien. Trató de recurrir a amigos, familiares, su novio, incluso conocidos; sin lograr atreverse. Pensó en mil tonterías, mil historias en su cabeza, pero ni la más oscura demencia opacó esa ansiedad por descubrirse.

Por eso, ese día, caminó por el pasillo con su cuerpo tembloroso. Lo vio. Se sintió enloquecida. Tanto la atormentaron las palabras atravesadas que lo detuvo y le pidió escuchar su secreto. Él asintió.

Soltó la verdad en menos de un minuto, sin tapujos; luego, la adornó con retazos de frases. Él escuchó hasta el final y prometió no revelar el misterio bajo ninguna circunstancia. Le susurró algo al oído. La miró sonreír. El reloj escondió un momento que quizás alcanzó para un silencio, una caricia o un beso. A la semana siguiente, sin embargo, él se encargó de contarle a todos el misterio de lo sucedido ese día en el pasillo.