Copretérito-Indicativo
Desde el inicio, no sabías cómo dar buenas impresiones. Te presentabas sin el menor reparo como su novio y afirmabas no ver en ella más que su belleza. Hablabas sólo cuando querías y de lo que querías, ignorabas mis regaños. Eras la mezcla de un celador y un tirano. La seguías a todas partes, la llevabas a casa, la ayudabas a elegir su menú para el almuerzo y revisabas sus tareas diarias.
Pero también, desde el inicio, sabías cómo protegerla. Escuchabas acerca de su vida y actuabas siempre en consecuencia. Revisabas su horario y acoplabas el tuyo para poder recogerla. Poco a poco, mostrabas tu lado bueno y no dejabas de sorprenderme. Siempre estabas allí, con la mayor disposición posible, y lo más importante: nunca defraudabas, ni a mí, ni a ella.De vez en cuando, la sombra de la envidia se albergaba en mi cabeza. No sé si lo notabas o no, pero siempre decías: “Quería hacerlo, por ambas”. De verdad sabías cómo arrancarme una sonrisa.
This entry was posted on lunes, 25 de octubre de 2010
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Yo también siento envidia.