Tradición de madre e hija


.

Pretérito-indicativo



Odela tomó a su hija del cabello y la arrastró a la habitación. Comparó el peso del cuerpo actual con el de la pequeña niña de un tétrune atrás, pero no tuvo miedo. La arrinconó contra la cama de un empujón. No cerró la puerta del cuarto, ni le impidió a Ralph el paso, pero sí inmovilizó el brazo de su hija, como el de tantos cuerpos poseídos por espectros.

Y la golpeó. No una, ni dos, ni tres veces, sino tantas como le permitió la ira en ese momento. Escuchó un sollozo ahogado, casi inevitable. Repitió las reglas: “No salir de casa sin avisar a tres parientes de su hora de regreso y destino”, “Respetar siempre el horario estipulado”, “Obedecer a respectivo encargado”, “Estar siempre a tiempo”. 

“Listo, prima, suficiente”. Observó un brazo de hombre interpuesto en su camino, quiso parar, pero un brazo que, prácticamente en un parpadeo, cambió de niña a mujer, retiró el otro con desprecio y pidió recibir su castigo con tal de no ser salvada por Ralph. Odela aceptó. Por cada letra de las reglas, estampó un golpe nuevo en el cuerpo al cual le dio la vida.

One Response to “Tradición de madre e hija”

  1. ElleZ says:

    Para una mejor comprensión, referirse a la entrada "Círculo".