Archive for junio 2011

De regreso


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Pretérito-subjuntivo


Si dijera ahora la verdad y hundiera para siempre las constantes visitas al parque. Si antepusiera mis deberes como exorcista a la vanalidad de tener al menos un par de horas para mí misma. Si le comunicara a Ralph lo del nuevo horario y tolerara su sonrisa amable y sus palabras amenas. Si pudiera ver su cara de alegría por poder pasar más tiempo juntos en nuestros deberes familiares.

Si mamá descubriera en este instante la verdad y me barriera a golpes por ocultarle algo tan importante. Si lo considerara algo grave y me enviara al tribunal de la familia. Si me condenaran a estar siempre atada y vigilada, sin poder ir a la escuela. Si me impidieran moverme de un sitio con tal de evitar mi muerte.

Si renunciara al parque ahora mismo por temor a ser atrapada. Si confesara la verdad como un hecho sencillo y omitiera este comportamiento erróneo. Si dejara de proteger ese lugar y volviera a mi rutina habitual. Si tan solo, si tan solo renunciara como siempre y regresara a la normalidad, al silencio y a la sombra, a una vida con un futuro decidido.

Llueve


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Futuro-indicativo


—No vendrá nadie…—en un susurro para sí misma.

—¿Y qué hará, señorita? ¿Esperará a que pase la lluvia o irá a refugiarse a la escuela? Supongo que tendrá una hora para regresar a casa, pero aquí, bajo el goteo, seguro relajará cualquiera de sus preocupaciones.

—Esperaré un poco bajo la lluvia y luego—mirada clavada en el cielo—, tomaré el auto para irme a casa.

Tablero


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Antepresente-indicativo



—Han estado allí largo rato, sin dejar de jugar. Debo confesar que incluso me ha parecido interesante en cierto momento—risa amigable— ¿Y usted, señorita? ¿Ha jugado alguna vez?

—Una vez—desconfiada, recelosa—,he jugado una vez al ajedrez, pero, por algún motivo, siempre me ha parecido un juego ridículo.

—¿De verdad?—incrédula—siempre he pensado que un juego tan serio y digno ha debido de agradarle—risa amigable—. Pero ya veo que la actitud seria de la señorita me ha engañado por completo nuevamente.

La anciana, el gato y yo


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Presente-indicativo



—Es un lindo parque ¿cierto, señorita? A mi gatito le gusta venir aquí a jugar todas las tardes—el felino maulla al sentir su piel rozada por la rugosa mano.

—Sí—seria, desconfiada—, es un lindo lugar para estar.

—Tome, es para usted—le extiende la bolsa nuevamente—. Siempre viene por aquí y quiero verla divertirse antes de su hora de marcharse—Rebeca mira la sonrisa sincera, duda, pero, luego de unos momentos, toma la bolsa de maíz y corre a acompañar a los niños en su diversión con las palomas.

Una bolsa de maíz


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Copretérito-Indicativo



Esa tarde, la exorcista de primer nivel Rebeca Esteban observaba a los niños dar de comer a las palomas glotonas. Cada uno de ellos tenía una bolsa de maíz en sus manos y con ella atraían a las aves y las conquistaban para seguirlos. En ese momento, una voz amable llamaba a la dulce muchacha para ofrecerle una bolsa de maíz y permitirle unirse a la diversión de los infantes.

Esa tarde, la anciana sostenía a su gato negro en el regazo, mientras disfrutaba de la tarde soleada en una banca. No podía moverse mucho, pero podía ver a los pequeños corretear por todas partes. Lo único que podía hacer era ofrecer con voz amable una bolsa de maíz a la dulce jovencita para permitirle jugar con los pequeños.

Esa tarde, se encontraban en el parque una mirada amable y una mirada desconfiada, se encontraban también muchas bolsas de maíz en el parque. Pero solo una de ellas se posaba en la mano de la anciana, a la espera de ser tomada.

¿Y vos?


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Presente-indicativo

¿Y vos? ¿No estás ya cansado de estar leyendo lo mismo, de seguir recibiendo lo mismo? Una y otra vez las mismas imágenes en la cabeza, los mismos personajes, las mismas voces. Y algo aquí no está avanzando, ¿verdad? Desde hace mucho tiempo que estamos dando vueltas en círculos. Desde hace mucho tiempo aldeas enteras no arden en llamas inevitablemente.

¿Cuántas veces esa estúpida mocosa sentada en el carro del primo Ralph, sin hacer nada, sin contestar nada? ¿Cuántas veces la molesta risa de ese tipo en nuestras cabezas, sin entender siquiera por qué demonios lo odian tanto, por qué diablos vive envuelto en el desprecio?


¿Y vos? ¿No repetís la frase de Rebeca miles de veces en tu cabeza? “Esto, esto es el hastío”. Y cuando usás esa frase no sabés en realidad qué significa la palabra y no entendés que al decirla decís que leer es como una parte infaltable de tu vida. Esto, esto es el hastío, verdaderamente. Pero todo en este mundo puede ser el hastío, ¿verdad? Probablemente.

El hastío


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Presente-indicativo



Rebeca sube al carro del primo Ralph y contesta algunas preguntas acerca de su día en el colegio. De inmediato, recibe una oferta de ayuda en sus estudios, pero la rechaza y asevera estar bien por sí misma. Ella escucha los detalles repetitivos de la última carta de su abuela, dónde la felicita por hacer lo que siempre hace, de la forma en la que siempre lo hace y con quien siempre lo hace.

Rebeca llega a casa y come al lado de Ralph la comida preparada por su madre. Luego, sube a la habitación y abre su cuaderno. Estudia las mismas cosas de siempre, a la misma hora de siempre, con el mismo tiempo disponible de siempre. Y comienza a pensar en su rutina de esa tarde, de esa semana, de ese año. Y repite en su cabeza la misma imagen monótona hasta sentir una terrible ebullición en sus venas, una ebullición color azul. Y entonces, casi sin darse cuenta, deja escapar un pensamiento prohibido de su cabeza: “Esto, esto es el hastío”.

Rebeca es despertada por su hermana Oralia, pues ya se le hace tarde para ir de cacería con su primo Ralph. La muchacha de repente se sonroja por haberse quedado dormida con ese pensamiento en la cabeza. Recoje apresurada su traje y se prepara para reponer los cinco minutos perdidos en la rutina del día.