Archive for mayo 2011

La rutina


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Futuro-indicativo

Ella se subirá al carro del primo de su madre y escuchará las mismas tonterías adornadas con risas acerca de su ya conocido horario. Enseñará a su hermana cosas ya conocidas por otros, inventadas por otros. Cocinará la cena según la receta de su tía y la servirá en el orden exacto para mantenerla tibia.

Ella perseguirá fantasmas y demonios y espectros y los enviará a un mundo completamente desconocido, sin hacer ninguna pregunta. Con un cuchillo matará, acribillará o eliminará a otros seres humanos poseídos y luego rezará para permitirles sellar satisfactoriamente su recién concluido contrato.

Ella irá al colegio y estudiará lo indicado por sus profesores. Y obedecerá y sacará buenas calificaciones y se perderá en la memoria de los compañeros o compañeras con quienes conversará ocasionalmente y a quienes rechazará para ir a su casa, por diferentes razones preparadas. Y se perderá en el silencio y en la sombra, sin intentar cambiar nada.

La emoción


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Futuro-indicativo


Ella caminará decidida hacia el parque y tomará asiento a la sombra de un árbol diferente cada día. Escuchará la misma canción una y otra vez y observará el alrededor moverse, ordenará al mundo girar en torno a ella por una vez y obedecer todos sus deseos “Bailarás así, por siempre”.

Ella disfrutará la danza de sombras desconocidas y el silencio inundado de ruido. Descubrirá un mundo diferente en cada visita y creará preguntas con cada vistazo al rostro de los transeuntes, un mundo inaccesible para ella por ser una simple extraña, un mundo imposible y, por tanto, un mundo deseado.

Ella acelerará su corazón con cada ligero matiz de brillo, con cada flor abierta, con cada niño nuevo. Dejará de temer al ambiente y se incorporará completamente al paisaje. Se percibirá a sí misma como un ser cambiante en medio de todo. Sonreirá desde el fondo del corazón y quedará cautivada por la simple emoción de seguir con vida.

(La fotografía de esta semana la tomé de este blog: http://emiliolanza.blogspot.com/, en donde pueden mirar muchas más)

La mentira


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Presente-subjuntivoQue permanezca en ese parque sin darse cuenta del estúpido horario y sin sentirse atada a unas estúpidas manecillas traidoras, dueñas de su voluntad.

Que mire el reloj y descubra las agujas apuntando a la hora de la salida del colegio. Que corra hacia la entrada principal y finja estar saliendo como de costumbre. Que se suba al carro de su primo y, por primera vez en la vida, con toda la seriedad del mundo, le mienta y le oculte la verdad acerca de su pequeño paseo.

Que se marche a casa tranquilamente y que ignore por completo la misteriosa presencia espía desde la hamaca ruidosa.

El parque


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Presente-indicativo


El parque es un oasis en medio del desierto de concreto. En esta época del año, el frío huye por las copas de los árboles y brinda la esperanza a las flores para mostrar su brillo. Algunas ya fingen desmayarse para quedarse enredadas en el cabello del niño que les gusta e irse con ellos a casa, hasta ser descubiertas y arrancadas de los enredados mechones.

El parque está lleno de ruidos y de silencio. Porque de algún modo cualquier sonido allí se pierde con el ambiente y deja de percibirse claramente por el oído. Todo es música y conversaciones susurradas, todo se convierte en historias contadas por la fuente de agua y por la hamaca que necesita una pronta aceitada.

El parque es un lugar tan común y aún así, es completamente nuevo para Rebeca. Y ella se sienta en la banca más alejada, para no interrumpir en aquel ambiente lleno de colores, sin un destino forjado. Ella escucha, observa y absorve el ambiente. Por primera vez en tanto tiempo, el brillo del sol le calienta verdaderamente el pecho.

Pertenencia compartida


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Antepresente-indicativo



El tiempo de los Esteban jamás ha pertenecido solo a ellos. Desde el mismo día del contrato, ellos han unido sus fuerzas, sus almas y su tiempo. Por eso, el horario de uno siempre ha sido decidido cuidadosamente por todos, con el fin de jamás desperdiciar ningún minuto, ningún segundo. Porque todos han decidido ser prisioneros de la rutina, por su propia voluntad.

Por eso, una vez ha salido del colegio, Rebeca ha tomado su teléfono celular para avisar a Ralph del nuevo cambio en el horario. Y solo se ha detenido un momento a pensar en sus futuras obligaciones y ha visualizado sin querer más y más tiempo a solas con esa persona tan terriblemente desagradable, más y más quehaceres tortuosos, más repeticiones ridículas.

Rebeca ha escuchado unas risas de niños y casi sin darse cuenta se ha dejado guiar por sus pasos hasta el sitio. Por un momento, ha cerrado el teléfono y ha ignorado su responsabilidad para caminar hacia el parque de juegos cercano al edificio del colegio.

El segundo cambio inesperado


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Pretérito-indicativo



Con el ingreso de Ralph como un miembro de la familia, la dinámica de la casa se modificó un poco. Rebeca comenzó a ocuparse de tareas cada vez más hogareñas y los padres pudieron dedicarse más a suplir su papel como miembros adultos de los Esteban. Aún así, todo esto encajó perfectamente en el margen de lo planeado.

Pronto, Rebeca y Ralph adquirieron la coordinación necesaria para hacer coincidir perfectamente su trabajo y sus estudios. Además, Oralia avanzó maravillosamente al lado de su hermana y llegó a ser felicitada varias veces por su excelente labor como exorcista. Rebeca tuvo por fin tiempo para las tareas del colegio y para obtener excelentes calificaciones en los primeros parciales.

Y todo el esfuerzo de Rebeca dio frutos cuando recibió de la mano de la profesora una carta de exoneración para acudir más a la clase de idioma. Por primera vez en toda su vida, Rebeca adquirió dos horas semanales de verdadero tiempo libre.