Archive for noviembre 2010

Rumores: Márie y Mauricio


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Presente-indicativo


Márie es bastante inteligente y siempre logra cualquier cosa que se propone. Es un poco temperamental a ratos, sobre todo si alguien la contradice en algo en lo que cree tener razón. Pero, en general, es bastante amable y le habla a todo el grupo. Si alguien le pide un consejo para un regalo o de moda, siempre lo ayuda de la mejor manera.

Mauricio está más allá de los límites de la inteligencia y mucha gente lo envidia por eso. Es alguien muy directo y no tiene problemas de manifestarse con respecto a un tema. Parece un poco busca-pleitos también, y le importa muy poco ser uno de los muchachos más bajos del instituto, igual reta a quién sea y dónde sea.

Márie y Mauricio cambian mucho, si están juntos o a solas. En la clase, casi siempre están peleando, pero a veces uno los ve sentados cerca del gimnasio, mientras esperan a Tera, y hasta están oyendo música juntos. Una vez alguien los vio por la máquina de refrescos, con la cabeza recostada en la del otro. Algunos dicen que andan juntos y que no quieren decirle a nadie, por Tera y Kaori, pero la mayoría opinamos que simplemente son amigos bastante cercanos.

Rumores: Mauricio y Kaori


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Antepretérito-indicativo


Mauricio había sido siempre un cerrado botón de rosa: indescifrable, aunque hermoso; atrayente, pero mortífero. Siempre hundido en la rutina de comunicar lo absolutamente necesario y de poder hablar de cualquier tema, menos de sí mismo. Encerrado en su propio yo demasiado tiempo, había llegado a sentirse responsable del movimiento del mundo y de todos sus seres cercanos. Había aprendido a amar con base en el remordimiento.

Kaori había sido siempre un diente de león, con una facilidad increíble para dejar ir sus pensamientos en el viento. Siempre había sonreído al escuchar a los otros y les había abierto su corazón con la esperanza de poder entrar un poquito en el de ellos. Había explorado en el alma de muchos con la esperanza de encontrar un enorme lago, y había hallado, la mayoría de las veces, un miserable charco.

Mauricio y Kaori se habían entendido desde la primera vez, sin necesidad de conversaciones largas. Sin darse cuenta, se habían habituado a no poder comprenderse a sí mismos sin el otro a su lado. Y habían formado un pequeño jardín con dos flores únicas y hermosas. A veces rápido, a veces lento, el botón de rosa había empezado a abrirse.

El monstruo de la confianza


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Antepretérito-indicativo El monstruo de la confianza había hecho su apuesta en milímetros y había empezado a actuar en consecuencia. Primero, había ejecutado una alianza con el viento helado del norte y una única bufanda. Casi había fotografiado la escena de las dos cabezas unidas por un mismo trozo de tela. Y el banquete de esa noche había profetizado la futura abundancia.

Había comprado los minutos y el espacio y el temible tiempo a solas, para apoderarse a cada instante de preciados momentos. Y lo había empujado a él para hacer rozar ambas manos y la había empujado a ella para hacer caer su cabeza sobre el hombro del muchacho. Y los había obligado a revelar sus gustos y secretos y a desear pasar más tiempo juntos, sin interrupción de otros.

Había arreglado su apuesta final un Lando de Aroseil, con un par de lágrimas ocultas de ella. Y había elaborado una poción con cariño, miedo, compasión y afecto para verterla sobre el muchacho. Todo listo y en su sitio, hasta el trago de almendras y jengibre para observar la escena del abrazo. Esa tarde, se había devorado todos los milímetros de distancia entre dos personas. Esa tarde, había actuado según su cometido como monstruo de la confianza.

Rumores: Mauricio y Tera


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Antepresente-Indicativo Tera se ha ido hoy de la clase sin su cuaderno de matemáticas y sin su calculadora. Ha corrido a máxima velocidad y empujado a una persona en el pasillo sin darse cuenta, porque, de nuevo, los cinco minutos de adelanto en el reloj le han traicionado la memoria. Por tanto, ha llegado al club de atletismo muy temprano y ha salido a calentar antes a la pista. Un día usual de desempeño impecable y admiración de sus compañeros. Justo esa tarde, la han felicitado con un regalo especial: un reloj despertador nuevo.

Mauricio ha tenido que entregar unas tareas antes de salir de clases. Como siempre, ha revisado el pupitre de Tera y recogido las pertenencias olvidadas. Aún con estas obligaciones, ha llegado a tiempo para explicarle algunas funciones del programa para colorear a Kaori y ha terminado su castillo de cristales en tres tonos. Cuando el sol ya se ha hundido en sus cobijas algodonadas, todos han dejado el aula vacía para regresar a casa.

Mauricio y Tera se han encontrado a la salida, en el lugar de siempre y, para variar, se han ido tomados de la mano, en silencio. Han escuchado los murmullos habituales de la gente al ver una pareja tan hermosa y han pasado a comprar un encargo de la madre de ella. Justo en la entrada de la casa, él le ha devuelto sus pertenencias y recordado de las tareas, ella ha jurado no olvidarlas. Un encuentro rutinario, cuyo final ha sido la despedida y los pasos de él por la acera. Desde lejos, los labios de ambos han dado un suspiro, ante la interrogante de todos los días: ¿por qué no han logrado conocerse todavía?

La novia de Mauricio es Tera


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Presente-Indicativo

Cuando salimos juntos a algún sitio, la gente nos confunde con una pareja de enamorados. Aunque hacemos cosas triviales como comprar un libro o pedir facturas proforma para los materiales de la clase, escuchamos siempre el mismo tipo de comentario. Y si paramos a comer, nos ofrecen el menú de dos con pajillas de corazones y estrellas. Lo más estúpido de todo es que siempre lo aceptas y lo comemos como si nada, bajo la mirada de todos.

Dicen en el instituto que tienes una novia hermosa, pero nadie la conoce. Por eso, a veces siento en mis espaldas miradas de inquisición. Por eso, tengo que escuchar rumores si me aproximo al aula de Kaori para compartir el almuerzo. Por eso, hoy las compañeras de clase le aseguran a uno de tercero que soy la novia de Mauricio. Por eso, discutimos cerca del gimnasio, como dos niños pequeños.

Kaori y yo los esperamos en la entrada, tomados de la mano. Yo estoy distraída contestando un mensaje de celular y por eso no distingo tus pasos del resto hasta que te tengo enfrente y lo primero que veo es tu mano unida a la de otra persona. Lo primero que veo es que hoy vienes de la mano de Tera. Por eso, al día siguiente, lo digo de manera mecánica sin saber cómo me siento, me saco una sonrisa parecida a la de los días con pajillas de corazones, porque después de todo yo soy la novia de Kaori y: “La novia de Mauricio es Tera”.

Rumores: Márie y Tera


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Copretérito-indicativo

Tera era la muchacha distraída que siempre tropezaba con la primera grada del frente, la que a veces se equivocaba y llegaba a clases con el uniforme de su hermana menor. La más destacada miembro del equipo de atletismo, que siempre se dormía el día de la competencia. La mujer con las piernas más definidas y los senos más hermosos de todo Bara, y, ¿por qué no?, de toda Sakásama.

Márie era la chica intelectual del grupo, la que corregía a la profesora de histo-literatura cuando realizaba acercamientos teóricos incorrectos. La que siempre leía, escuchaba música clásica y se sabía el nombre de los pintores más famosos. Pequeña, desafiante y de ropa estilizada; con el cabello en rizos y una boina de color oscuro en la cabeza. Era alguien a quien sólo Mauricio desafiaba a una pelea.

Ellas siempre estaban en el grupo C, desde la escuela. Y por eso, siempre estaban una al lado de la otra y se conocían perfectamente. Márie protegía a Tera y Tera… se dejaba proteger, en una sincrónica armonía. Salían juntas a todas partes y trataban de ayudarse, o al menos de no dar molestias. Y compartían su casa y su familia con toda entrega, con una sonrisa en el rostro. Algunos decían que lo compartían todo, incluso cosas que no debían.

Kaori


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Presente-Indicativo

Tienes el cabello un tanto largo, ondulado en las puntas y siempre desordenado. Cuando me besas, los mechones crean una cortina sobre mí y siento que estoy en un espacio sólo para nosotros dos. Lo sabes. Por eso, cuando los profesores te exigen cortarlo pronto a menos de que quieras un castigo, te ríes y juras haberlo olvidado esa semana, para luego huir lejos de sus palabras.

Tienes la piel un tanto morena, en combinación perfecta con tus ojos de almendra. Amo estar entre tus brazos y dibujar líneas invisibles en la piel de tu mano: nuestras iniciales, un corazón, un copo de nieve, la petición de un beso. Lo sabes. Me estrechas con fuerza y me besas en la mejilla, luego en los labios. Y sonrío.

Tienes tu tiempo algo ocupado, porque siempre ayudas a tu papá con el trabajo. A mí me gusta ir a las galerías de arte, a las exposiciones o a los parques lindos, y no me gusta ir sola. Lo sabes. Por eso, no dices nada cuando en medio de una maraña me excuso para salir con Tera y Mauricio, sólo me colocas una mano sobre la cabeza y me pides divertirme mucho. Y siempre escucho a todos decir: “realmente es un buen novio.”

Mi deseo


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Futuro- Subjuntivo

Ojalá logres arrancarle una sonrisa y ver el brillo de sus ojos en ese preciso momento, Kaori. Ojalá llegues a mencionarle su novela favorita para que la escuches desvariar de emoción con cada pasaje. Ojalá la mires de reojo en el autobús y descubras el universo de ideas reflejadas en su pupila con cada movimiento. Ojalá puedas tomarle uno de los rizos y jugar con él un instante. Ojalá te agrade el perfume de violetas de su pelo.

Ojalá te regale una de sus profundas miradas de afecto, Márie. Ojalá no se deje llevar por el nerviosismo y te tome la mano al cruzar la calle. Ojalá use su tono sensible contigo para describirte por qué el mundo puede regalarnos más colores de los aparentes. Ojalá te haga notar un detalle mínimo y lo ligue con la alegría de las pequeñas cosas. Ojalá te cubra del frío con su abrigo, como excusa para tomarte del brazo.

Ojalá rían juntos, lloren juntos, crezcan juntos y aprendan uno del otro. Ojalá cada uno pueda ver en el otro lo que yo. Ojalá sean felices siempre, ambos. Ojalá tengamos suerte todos y éste no sea uno de los peores errores de mi vida.

Silla de estilo kerense y escama de dragón rosado


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Antepresente-Indicativo



El primero ha dibujado una escama de dragón rosado y un lirio negro en la cima de la colina. El segundo ha dibujado una silla de estilo kerense y encima un casco de guerra. El primero ha utilizado todos los colores de la paleta y se ha gastado la témpera amarilla en su diseño. Al segundo, le ha bastado con su lápiz, una regla y el cuaderno de dibujo.

El primero ha notado una diminuta araña colgada de su hilo en el centro del salón y el segundo la ha tomado con su mano para sacarla por la ventana y dejarla libre. El primero ha sonreído entonces y lo ha esperado a la salida de clases para hablarle. Y al segundo, le ha gustado la amabilidad de sus gestos y la sagacidad de su mirada.

El segundo ha contado, poco a poco, detalles de su pasado y el primero le ha puesto la mano sobre la cabeza para indicarle su apoyo con una sonrisa de orgullo en el rostro. El primero ha dicho sus temores y sus esperanzas en la vida y el segundo ha sonreído y se ha dejado capturar por eso. El primero y el segundo se han convertido, casi en un parpadeo, en los mejores amigos. El primero ha afirmado llamarse Kaori, al segundo lo he reconocido como Mauricio.

(Tomé la imagen de este sitio: http://who-stole-my-name.deviantart.com/art/Pink-Dragon-94029700)

Nuestro problema es no ser diferentes


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Presente-indicativo



“¿Qué lees?”, me preguntas. “El conejo y la rana”, contesto. “Me gusta ese libro”, dices. “Si es una novela histórica, siempre la leo”. Y pasamos horas compartiendo libros y discutiendo acerca de cuál personaje es mejor y de cuál no merece sufrir tanto. Y ya no puedo tomar un libro sin imaginar tu rostro en la portada, ni pasar por la librería sin querer llamarte por teléfono.

“¿Qué escuchas?”, me interrumpes. “Juzga tú”, te coloco un audífono. “Es mi canción favorita”, aseguras. “La mía también”, yo no puedo creerlo. Y a partir de entonces, compartimos siempre los audífonos y nos escribimos un mensaje cuando va a salir un disco nuevo y le escribimos una carta a la artista que tanto amamos. Y ya no puedo escuchar mi canción sin pensar que es nuestra, ni poner un disco si no estás aquí.

“Necesito comprar eso”, me arrebatas la lata de jugo. “Es una tienda muy escondida, en el centro”, y la recupero. “Vamos juntos, Márie, no sabes lo difícil que es conseguirlo”. Y desde entonces recorremos media ciudad sólo para compartir una lata de jugo y salimos a altas horas de la noche para conseguir una caja a menor precio. Y en el camino de regreso, pienso que te estás robando todos mis espacios, que ya no tengo recuerdos propios, porque siempre estás involucrado. Y me doy cuenta que sólo hay un problema peor que ser diferentes y es precisamente parecerse demasiado en todos los aspectos.